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Los falsos maestros y la justicia de Dios

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Este domingo, el pastor Miguel Núñez predicó el sermón “Los falsos maestros y la justicia de Dios” basado en 2 Pedro 2:1-13.

Este domingo, el pastor Miguel Núñez predicó el sermón “Los falsos maestros y la justicia de Dios” basado en 2 Pedro 2:1-13. Este sermón forma parte de la serie “El espíritu de la apostasía”.

La segunda carta de Pedro y especialmente el segundo capítulo de esta carta, contienen algunas de las enseñanzas mas severas en contra de los falsos maestros.

De tiempo en tiempo, he mencionado algunos de los falsos maestros de nuestros días con nombre y apellido lo cual ha llevado a que algunas personas se acerquen para cuestionar por qué hacerlo así. La respuesta siempre ha sido la misma: porque así lo hizo el apóstol Pablo. Si tales personas no son mencionadas y comienzan a enseñar el evangelio de manera distorsionada, pudiesen causar mucho daño. Esa es la realidad del ministerio cristiano. Muchos comienzan, mucho menos terminan y unos pocos terminan bien. En el camino, muchos se desvían porque se han dejado engañar por falsos maestros, falsas enseñanzas y aún por falsos pensamientos que Satanás es capaz de introducir en nuestras mentes. El problema es que nuestros corazones son engañosos y, como dice en Jeremías 17:9, no es solo es engañoso, sino que es engañador.

Como habíamos mencionado, la segunda carta de Pedro representa una defensa del Evangelio y de los creyentes en contra de falsos maestros y falsas enseñanzas. Lo primero que quiero que veamos es el origen de estos falsos maestros. En 2 Pedro 2:1 dice, “Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falos maestros entre vosotros…” Los falsos maestros pudieran venir de afuera de la iglesia, pero frecuentemente provienen de adentro, como fue el caso de aquellos contra quienes Pedro advertía y que habían comenzado a producir estragos en el pueblo de Dios. Estos son los falsos maestros más peligrosos porque siempre lucen como hermanos en la fe. Mientras mas piadoso luce el falso maestro mas peligroso es.

La característica número uno de estos maestros es la falsedad de sus enseñanzas, pero también la falsedad de sus estilos de vidas. Aparentan ser una cosa cuando en realidad en su interior son algo completamente diferente. El primer falso maestro de la historia bíblica fue Satanás mismo quien, cuando en el jardín del Edén, comenzó a cuestionar la Palabra de Dios (Génesis 3:1) para luego pasar a negar la palabra de Dios diciéndoles: “ciertamente no moriréis.” Finalmente, pasó a sustituir la Palabra de Dios, afirmando que en vez de morir ellos llegarían a ser como Dios mismo. En un comentario sobre este pasaje, Warren Wiersbe agrega que Satanás tiene falsos cristianos o seguidores, un falso evangelio e incluso una falsa piedad; eventualmente él le presentará al mundo un falso Cristo.

Si hay algo que caracteriza nuestro enemigo, además de su falsedad, es la habilidad que él tiene para disfrazarse (2 Corintios 11:13-15). Satanás se disfraza como ángel de luz, sus falsos apóstoles se disfrazan como apóstoles de Cristo y sus servidores se disfrazan como servidores de justicia. La meta del falso maestro es el desvío, el instrumento es la mentira o el engaño y la metodología es el disfraz. La segunda mitad de 2 Pedro 2:1 dice, “los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró”. O sea, se introducen de forma encubierta, comienzan estado de acuerdo con la verdad—la predican, enseñan, la afirman. Luego introducen sus falsas enseñanzas al lado de la verdad, a la par, de manera que la gente oye la verdad y el error al mismo tiempo. Con el paso del tiempo, solo enseñan su falsedad sin decir nada de la verdad, llevando a que las personas terminen olvidándose de Dios a favor de seguir a un dios de su propia imaginación.

Pedro continúa caracterizando a estos falsos maestros en lo versículos 2-3 diciendo, “Muchos seguirán su sensualidad, y Por Causa De Ellos, El camino de la verdad será blasfemado; y en su avaricia os explotarán con palabras falsas. El juicio de ellos, desde hace mucho tiempo no está ocioso, ni su perdición dormida.” Los falsos maestros no tienen el carácter piadoso del verdadero maestro. Estos falsos maestros promovían la sensualidad de la misma manera que los falsos discípulos viven en la sensualidad y la disfrutan. La manera como lo hacen es apelando todo el tiempo al amor y a la misericordia de Dios, olvidando en todo el tiempo Su justicia.

Además, estos falsos maestros eran (y frecuentemente son) avaros llevándolos a eventualmente explotar ante sus seguidores. El evangelio de la prosperidad solo llena el bolsillo de sus exponentes, mientras vacía el bolsillo de sus seguidores.

Aquellos que no entienden porqué denunciamos a los falsos maestros por nombre, no entienden las consecuencias que tienen las falsas enseñanzas sobre el Evangelio. 2 Pedro 2:2 nos dice que “por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado.” Lamentablemente millones de personas alrededor del mundo hablan mal de la fe cristiana por el mal testimonio de los hijos de Dios. Esa es la consecuencia de permitir que las falsas enseñanzas se propaguen; da lugar a un estilo de vida lleno de mentiras. 

Al final del versículo uno se nos dice que sobre ellos vendría destrucción repentina. Una de las características de las mentiras es que son destructoras por definición. A los falsos maestros, y aún a muchos de los falsos seguidores o falsos discípulos, parece irle bien y muchas veces por un largo tiempo; pero luego Dios ejecuta Su juicio y repentinamente y les llega la destrucción. Así ocurre con todo aquel que elige seguir el camino de la mentira.

La verdad no es negociable; si negocias la verdad, negocias tu alma. Si andas en la verdad, andas con Dios; pero si andas en la mentira, andas con Satanás. Y, ¿qué tienen en común Cristo con Belial? (2 Corintios 6:15) Nada… ¡sal corriendo! 2 Pedro 2:3 dice, “El juicio de ellos, desde hace mucho tiempo no está ocioso, ni su perdición dormida.” Dios es lento para la ira, pero no es un Dios sin ira. Dios está lleno de misericordia, pero no es lo único con lo cual Dios está lleno (1 Pedro 4:17).