Qué creemos

Con la ayuda de Dios, y a través de tiempos de retiro, reflexión y oración, el cuerpo pastoral de la Iglesia Bautista Internacional en Santo Domingo, República Dominicana ha preparado esta Declaración Doctrinal para definir lo que creemos, afirmamos y enseñamos a nuestra iglesia.

Para la preparación de la misma nos sumergimos en el estudio de la Santas Escrituras, confiados en la dirección del Espíritu Santo, quien inspiró verbalmente cada uno de los libros de la Biblia y tomando en cuenta la ortodoxia de la iglesia cristiana de los últimos dos mil años.

El fundamento de esta iglesia es el Señor Jesucristo (1 Corintios 3:11; Colosenses 1:16-20) y la autoridad máxima para juzgar toda doctrina, práctica o controversia es y siempre será la Biblia con sus 66 libros.

Esta iglesia existe para proclamar la gloria de Dios (1 Corintios 10:31; Efesios 1:1-14); para exaltar el Señorío de Jesucristo sobre todas las cosas (Filipenses 2:5-10); para proclamar y expandir el evangelio como testigos de Él en tantos lugares y formas según es instruido por la Palabra de Dios (1 Corintios 15:1-4, 9:16; Romanos 10:14-15) y para promover la adoración en espíritu y en verdad de nuestro Dios (Juan 4:23) en todos las esferas de la vida.

Alabamos a nuestro buen Dios por habernos dado la gracia y la sabiduría para desarrollar esta Declaración Doctrinal y oramos para que Él nos permita serle fiel hasta que Él venga por su pueblo y nos lleve a su gloriosa presencia.

¡Que Dios sea glorificado a través de nuestra iglesia!

1. Sobre la Biblia:

1.1 Creemos, afirmamos y enseñamos que toda Escritura fue inspirada por Dios. Cada autor fue movido y dirigido por el Espíritu Santo (preservando sus personalidades y estilos diferentes) para escribir la Palabra de Dios, de tal forma que quedaron plasmadas libres de error en sus escritos originales (2 Pedro 1:20-21; 2 Timoteo 3:16). Su inspiración es considerada verbal, inerrante e infalible y es nuestra única autoridad en materia de fe y práctica; sus verdades son absolutas y eternas (Mateo 24:35). Las Escrituras constituyen el único estándar por el cual debemos medir todo lo que hacemos dentro y fuera de la iglesia (Hechos 20:32; Hebreos 4:12). Por esto afirmamos la idea de “Sola Scriptura”, como fue proclamada por los reformadores.

1.2 Creemos, afirmamos y enseñamos que la Biblia contiene 66 libros, 39 pertenecen al Antiguo Testamento y 27 al Nuevo Testamento, como ha sido reconocido desde la iglesia primitiva.

1.2.1 Antiguo Testamento: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Rut, 1 Samuel, 2 Samuel, 1 Reyes, 2 Reyes, 1 Crónicas, 2 Crónicas, Esdras, Nehemías, Ester, Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantares, Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.

1.2.2 Nuevo Testamento: Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Hechos, Romanos, 1 Corintios, 2 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 Tesalonicenses, 2 Tesalonicenses, 1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito, Filemón, Hebreos, Santiago, 1 Pedro, 2 Pedro, 1 Juan, 2 Juan, 3 Juan, Judas y Apocalipsis.

1.3 Creemos, afirmamos y enseñamos la autoridad de la Biblia, cuyas enseñanzas deben ser creídas y obedecidas, sin depender del testimonio de ningún hombre o iglesia, sino exclusivamente del testimonio de la Palabra de Dios (2 Pedro 1:19, 21; 2 Timoteo 3:16; 1 Juan 5:9; 1 Tesalonicenses 2:13).

2. Sobre Dios:

2.1 Creemos, afirmamos y enseñamos que Dios es uno en esencia y tres en personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14). Cada una de estas tres personas tienen roles diferentes en todo el plan de Dios y merecen la misma adoración y obediencia.

2.2 Creemos, afirmamos y enseñamos que no hay más que “Un solo Dios” (Deuteronomio 6:4; 1 Corintios 8:4) vivo y verdadero (1 Tesalonicenses 1:9; Jeremías 10:10) quien es santo, inmutable, eterno, inmortal, inescrutable, omnipresencente, todopoderoso (1 Timoteo 1:17; Salmos 90:2; Santiago 1:17; Malaquias 3:6; Génesis 17:1; Apocalipsis 4:8, Salmos 145:3) creador y soberano sobre todo el universo, que orquesta activa o pasivamente todo cuánto ocurre (Génesis 1; Hebreos 11:3; Colosenses 1:16; Hechos 17:24; Lamentaciones 3:37-38). Por tanto, nada ha ocurrido ni ocurre en su creación sin su consentimiento. Lo que Él desea hacer siempre lo lleva a cabo, cumpliendo así sus decretos eternos e inmutables (Isaías 46:10, 55:11) para Su gloria (Isaías 43:7).

2.3 Creemos, afirmamos y enseñamos que el Dios de la Biblia es trascendente e inmanente sobre todo lo creado, por lo cual no se encuentra limitado en términos de conocimiento, poder, atributo (Salmos 90:2; Santiago 1:17; Salmos 139:7-12; Isaías 57:15, 1 Juan 3:20).

2.4 Dios Padre

2.4.1 Creemos, afirmamos y enseñamos que Dios Padre, la primera persona de la Trinidad, ordena y dispone todas las cosas conforme al consejo de su voluntad (Salmo 145:8-9; 1 Corintios 8:6, Efesios 1:11). Su control soberano es ejercido providencialmente sobre toda su creación y a través de la historia completa de la redención, a través del ejercicio de su omnisciencia y omnipotencia (Salmo 103:19; Romanos 11:36). Su paternidad es reconocida tanto en su rol como miembro de la Trinidad como en su relación con la humanidad. 

2.4.2 Creemos, afirmamos y enseñamos que Dios Padre ha elegido por gracia desde la eternidad pasada a aquellos a quienes Él tendría como suyos (Efesios 1:4-6). Él salva del pecado a todos los que llama por medio de Jesucristo; y adopta como suyos a todos aquellos que han sido elegidos desde antes de la fundación del mundo (Juan 1:12; Efesios 1:4; Romanos 8:15; 28:30; Gálatas 4:5; Hebreos 12:5-9).

2.4.3 Creemos, afirmamos y enseñamos que Dios, desde la eternidad pasada, por el sabio y santo consejo de su voluntad, ordenó libre e inalterablemente todo lo que cuanto existe y acontece. Sin embargo, creemos que el hombre es responsable de sus acciones y Dios no es autor de pecado (Santiago 1:13-17), ni impide el ejercicio de la libertad de los hombres, excepto en aquellos casos donde Él soberanamente lo ha decidido (Hechos 16:6-7; Efesios 1:11; Romanos 9:15; 1 Juan 1:5-8; Juan 19:11).

2.5 Jesucristo

2.5.1 Creemos, afirmamos y enseñamos que Jesucristo, la segunda persona de la Trinidad, es el Unigénito Dios desde la eternidad pasada y el único mediador entre Dios y los hombres (Isaías 42:1; 1 Pedro 1:19-20; Juan 3:16; 1 Timoteo 2:5). Como Profeta reveló al Padre perfectamente, como Sumo Sacerdote nos representa ante el Padre completamente, y como Rey gobierna eternamente (Juan 14:7; Hechos 3:22; Hebreos 2:17; Salmos 2:6; Lucas 1:33). Creemos que Él es la cabeza de la Iglesia, el heredero de todas las cosas y el juez universal de la historia (1 Corintios 11:3; 2 Corintios 5:10, Hebreos 1:2).

2.5.2 Creemos, afirmamos y enseñamos que Jesús se encarnó, fue concebido por el Espíritu Santo y nació de María siendo aún virgen (Lucas 1:27,31,35; Gálatas 4:4); que teniendo igualdad y co-eternidad con el Padre (Juan 1:1,14; 1 Juan 5:20; Filipenses 2:6), durante Su misión en la tierra se hizo semejante a los hombres, siendo al mismo tiempo verdadero hombre y verdadero Dios (Lucas 1:35; Colosenses 2:9; Romanos 9:5; 1 Timoteo 3:16). Con su encarnación, Jesús no perdió ninguno de sus atributos divinos, sino que solo restringió el uso de algunos de ellos, según la voluntad del Padre.

2.5.3 Creemos, afirmamos y enseñamos que Jesucristo es el agente y propósito de la creación, ya que todas las cosas fueron creadas por Él, por medio de Él y para Él (Juan 1:1-3; 1:16).

2.5.4 Creemos, afirmamos y enseñamos que Jesucristo es nuestro representante ante Dios, sobre quién Él hizo caer la culpa por nuestros pecados (2 Corintios 5:21; Isaías 53-5). Él se ofreció voluntariamente para encarnarse y venir al mundo sujetándose a la Ley, cumpliéndola en su totalidad (Salmos 40:7-8; Hebreos 10:5-10; Filipenses 2:8; Juan 10:18; Gálatas. 4:4; Mateo 3:15; Mateo 5:17). Fue crucificado y murió por nuestros pecados (Romanos 5:8). Fue sepultado y al tercer día resucitó corporalmente y ascendió al cielo y está sentado a la diestra del Padre intercediendo por nosotros, y en el tiempo designado volverá de manera gloriosa (1 Corintios 15:3-4; Hebreos 4:14, 8:1-2; Romanos 8:34; Marcos 16:19; Hechos 1:11; Hechos 7:25). 

2.6 Espíritu Santo

2.6.1 Creemos, afirmamos y enseñamos que el Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad, al igual que el Padre y el Hijo existe desde la eternidad y ha estado operando y obrando desde entonces (Génesis 1:2; Isaías 44:3; Isaías 32:14-18; Hebreos 9:14). 

2.6.2 Creemos, afirmamos y enseñamos que es a través de Él que somos regenerados y nacemos de nuevo (Juan 3:5-8). El Espíritu Santo es el dador de la vida. Además, es Él quien ha sido enviado a convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:7-8, 1 Pedro 1:3,23).

2.6.3 Creemos, afirmamos y enseñamos que el Espíritu Santo habita en el interior de cada creyente (1 Corintios 3:16, 6:11), santificándolo (Romanos 8:13) y guiándolo a toda verdad (Juan 16:13). Al hacer esto, Él glorifica a Jesucristo, pues nunca busca glorificarse a sí mismo (Juan 16:14). 

2.6.4 Creemos, afirmamos y enseñamos que el Espíritu Santo, junto con Cristo, distribuye a cada creyente dones espirituales por gracia y de manera soberana, según su sabio consejo, con el objetivo de edificar el cuerpo de Cristo (1 Corintios 7:7, 12:4-7,11; Efesios 4:1).

3. Sobre el hombre

3.1 Creemos, afirmamos y enseñamos que el hombre fue creado por Dios conforme a su imagen y semejanza, “varón y hembra los creó” (Génesis 1:27). Por lo cual, entendemos que la Biblia enseña la existencia de estos dos géneros únicamente. 

3.2 Creemos, afirmamos y enseñamos que al ser el hombre creado a imagen y semejanza de Dios, es un ser espiritual, moral, racional, emocional y con voluntad propia. Esto capacita al hombre para relacionarse con Dios y con los demás, para discernir el bien y el mal, para razonar, para experimentar emociones y para decidir su curso de acción dentro de los limites establecidos por Dios.

3.3 Creemos, afirmamos y enseñamos que el hombre está compuesto de dos partes: el cuerpo y el espíritu (Génesis 2:7; Santiago 2:26). En múltiples pasajes de la Escritura la palabra alma y espíritu se utilizan de manera indistinta (1 Corintios 5:5; Santiago 5:20). Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en él aliento de vida. Es por esta razón que el hombre está llamado a glorificar al Señor con todo su ser (1 Corintios 6:20; Romanos 12:1).

3.4 Creemos, afirmamos y enseñamos que el hombre fue creado como representante de Dios en la tierra, sirviendo entonces como regente de la creación (Génesis 1:28:30). 

3.5 Creemos, afirmamos y enseñamos que Dios creó al hombre sin pecado, en libertad para escoger entre el bien y el mal, pero el hombre pecó por decisión propia, manchando la imagen de Dios y esclavizando su voluntad al pecado (Génesis 3:6; 2 Timoteo 2:25-26). Por tanto, el hombre está destinado a condenación eterna a menos que sea redimido por gracia, por la obra de Jesucristo y regenerado por el Espíritu Santo. En otras palabras, el hombre natural no puede decidir salvarse a sí mismo o aun elegir a Dios (Romanos 5:6, 8:7, 3:10-12; Juan 6:44, 65, 15:5; Efesios 2:1-5; Colosenses 2:13; 1 Corintios 2:14; Tito 3:3-5).

3.6 Creemos, afirmamos y enseñamos que como consecuencia de la caída, el hombre experimentó vergüenza (Génesis 3:7), temor (Génesis 3:8-10), pérdida de la comunión con Dios (Efesios 2:1), y muerte física (Génesis 5:5). Ahora es enemigo de Dios (Romanos 5:10) y esclavo del pecado (Romanos 6:17); está muerto en delitos y pecados (Efesios 2:1) y destituido de la gloria de Dios (Romanos 3:23); con una voluntad esclavizada (2 Timoteo 2:26) y un entendimiento entenebrecido (Efesios 4:18; 2 Corintios 4:4).  

4. Sobre la salvación del hombre

4.1 Creemos, afirmamos y enseñamos que la salvación es el acto mediante el cual Dios, a través de su amor, misericordia y gracia, interviene de manera soberana dando a su Hijo para librar al hombre pecador de Su ira y permitirle posteriormente disfrutar de Su gloria y hasta llegar a ser coheredero con el Hijo de Dios. Esta salvación es otorgada por gracia, a través de la fe en Cristo, para la gloria de Dios (Efesios 2:8-9; Gálatas 2:21; Romanos 9:16, 11:6).

4.2 Creemos, afirmamos y enseñamos que la salvación tiene una dimensión pasada presente y futura. En el pasado nos justificó (Romanos 8:28-30), libertándonos de la pena del pecado (Romanos 6:23) y declarándonos justos (Gálatas 2:16, 3:10-14). En el presente, nos santifica, librándonos del poder del pecado (2 Corintios 3:18) y formándonos progresivamente a la imagen de Cristo. Y en el futuro nos glorificará (1 Corintios 15:25-58, Filipenses 3:21), donde seremos libertados de presencia de pecado (Efesios 5:27).

4.3 Creemos, afirmamos y enseñamos que la fe que salva está depositada en la obra redentora de Cristo solamente: “Solo Cristo”. Creemos que Jesús vivió una vida de perfecta obediencia y murió en sustitución nuestra como el Cordero de Dios, resucitó como el Rey de Reyes y Señor de Señores, obteniendo así el perdón de los pecados y la justificación para todos aquellos que creen en su nombre (2 Timoteo 1:9; 1 Pedro 2:24, 3:18; 1 Corintios 1:30, 15:3; 2 Corintios 5:4; Romanos 3:24-25, 4:25, 5:6, 8:34, 14:9).

4.4 Creemos, afirmamos y enseñamos que hemos obtenido salvación por la voluntad soberana de Dios solamente y para su gloria solamente: “Solo para la gloria de Dios” (Efesios 1:4-6; Juan 1:12-13, 6:44; Romanos 9).

4.5 Creemos, afirmamos y enseñamos que Dios nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él (Efesios 1:4). “En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para la alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado” (Efesios 1:5-6; Gálatas 4:4-5; Romanos 8:17; Juan 1:12).

4.6 Creemos, afirmamos y enseñamos que, aunque la salvación es una decisión divina, el hombre es responsable de sus acciones, por lo cual dará cuenta a Dios por sus obras (Juan 3:36; 2 Corintios 5:10; Santiago 1:13-14).

5. Sobre la Iglesia

5.1 Creemos, afirmamos y enseñamos que todo aquel que ha puesto su fe en Jesucristo como Señor y Salvador, es parte de la iglesia universal por medio del bautismo del Espíritu Santo (1 Corintios 12:13). La Iglesia es el cuerpo de Cristo y por tanto, no puede ser separada de Él (Efesios 1:22-23, 4:15-16, 5:23; Colosenses 1:18, 1:24). 

5.2 Creemos, afirmamos y enseñamos que la iglesia universal está compuesta por creyentes que se congregan en iglesias locales a lo largo de todo el mundo (Hechos 8:1; 1 Corintios 16:19), en cumplimiento de la Gran Comisión, para adorar a Dios, proclamar su Palabra y contribuir al crecimiento de los santos hasta la plenitud de Cristo. Para esto, la Iglesia lleva acabo el discipulado, la adoración corporativa, la oración y la ministración mutua, con el propósito de estimularnos al amor y a las buenas obras (Hebreos 10:25). Además, la Iglesia esta obligada a cumplir con el llamado de proclamar el evangelio hasta los confines de la tierra (Mateo 28:18-20).

5.3 Creemos, afirmamos y enseñamos que la autoridad suprema de la Iglesia es Cristo (1 Corintios 11:3; Efesios 1:22). Que Dios ha dispuesto de líderes en la iglesia para liderar y pastorear a su pueblo; estos son los pastores y diáconos, quienes deben poseer un carácter irreprensible (1 Timoteo 3:1-13). El término anciano, obispo y pastor es utilizado en la Escritura indistintamente para referirse al mismo oficio. Estos líderes no se hacen, sino que son reconocidos por la iglesia en la medida en que el Espíritu de Dios los va levantando, equipando y confirmando para la obra del ministerio.

5.4 Creemos, afirmamos y enseñamos que los pastores son los líderes espirituales de la congregación y los diáconos tienen a su cargo asistir a los pastores con la administración y la organización de la iglesia (Efesios 4:11-12; 1 Timoteo 5:17; Hechos 14:23; Hechos 6:4). 

5.5 Creemos, afirmamos y enseñamos que el cuerpo pastoral está compuesto por un grupo de hombres llamados por Dios y confirmados por la congregación para fungir como pastores (1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-9; 1 Pedro 5:1-5).

5.6 Creemos, afirmamos y enseñamos que la congregación debe someterse a sus pastores de manera piadosa como ordena la Escritura, entendiendo que estos velan por ellos, sabiendo que un día tendrán que dar cuenta delante de Dios (Hebreos 13:7, 17).

5.7 Creemos, afirmamos y enseñamos que la importancia del liderazgo femenino dentro de la iglesia: en la enseñanza, discipulado y formación espiritual de las mujeres, niños y preadolescentes, así como en múltiples otras áreas. En este sentido, reconocemos que las mujeres podrían ser reconocidas como diaconisas dentro de la iglesia, tomando como referencia el caso de Febe en la carta a los Romanos (Romanos 16:1).

5.6 Creemos, afirmamos y enseñamos que la Iglesia ha sido llamada a ser santa y sin mancha (Colosenses 1:22) y se le ha dado la responsabilidad de proclamar la obra de redención, es decir, el evangelio y de dar a conocer la sabiduría de Dios como columna y baluarte de la verdad (Efesios 3:10-11; 1 Timoteo 3:15; Mateo 28:18-20; Apocalipsis 5:9; Hechos 14:23). 

6. Sobre las ordenanzas

6.1 Creemos, afirmamos y enseñamos que la Iglesia ha recibido del Señor Jesus dos ordenanzas que sirven como señal del Pacto de Gracia (Mateo 28:19; 1 Corintios 11:23). Estas son: La Santa Cena y el Bautismo.

6.2.1 La Santa Cena fue instituida por Jesús la noche antes de ser crucificado (Mateo 26:26-30) para que fuese celebrada por creyentes bautizados por inmersión de manera regular con una frecuencia determinada por cada iglesia local, y como un recordatorio de lo que Él haría por nosotros al día siguiente en el Calvario (Lucas 22:19-20; 1 Corintios 11:26). Creemos que los elementos compartidos, el pan y el vino, simbolizan el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo (1 Corintios 11:26-28; Mateo 26:29). Para la celebración de dicho recordatorio se siguen las pautas establecidas en 1 Corintios 11:23-26.

6.2.2 El Bautismo debe realizarse por inmersión, luego de haber creído en Cristo como Señor y Salvador. Lo hacemos como una representación de nuestra unión con Él, al morir al pecado y al resucitar a una nueva vida. Cada creyente debe ser bautizado voluntariamente como testimonio público de su fe y no como vía de salvación (Mateo 28:19; Efesios 2:8-9).

7. Sobre los últimos tiempos

7.1 Creemos, afirmamos y enseñamos que, el retorno de Cristo será personal, súbito, visible y en cuerpo (Mateo 24:44; Hechos 1:11; 1 Tesalonicenses 4:16, 5:1-10; Hebreos 9:28; Apocalipsis 22:7,12,20).

7.2 Creemos, afirmamos y enseñamos que nadie conoce el tiempo exacto de la venida de nuestro Señor (Mateo 24:44; 25:1-13). El creyente debe esperar con expectativa, gozo y entusiasmo el retorno de Cristo (Apocalipsis 22:20; Tito 2:12-13; 1 Corintios 16:22). 

7.3 Creemos, afirmamos y enseñamos que el retorno de Cristo será precedido por señales de diferentes tipos (Mateo 24:32-39). De estas, la predicación del evangelio a todo el mundo anunciada por Cristo  es clara y convincente (Mateo 24:14). 

7.4 Creemos, afirmamos y enseñamos que habrá una gran tribulación (Marcos 13:7-8, 19-20; Mateo 24:15, 21; Lucas 21:20-24; Daniel 12:1), dónde veremos la aparición de falsos profetas (Mateo 24:23-24). Habrá señales en los cielos (Mateo 24:29-30), el levantamiento de una gran apostasía (2 Timoteo 3:1-5; Mateo 24:5,11) y la aparición del Anticristo (2 Tesalonicenses 2:1-10). Todo esto es solo el comienzo de dolores (Mateo 24:3-9). En algún momento durante este período, Israel experimentará un avivamiento masivo (Romanos 11:25-26). 

7.5 Creemos, afirmamos y enseñamos que la Iglesia será raptada para unirse al Señor en las nubes (1 Tesalonicenses 4:13-18; 1 Corintios 15:51-54).

7.6 Creemos, afirmamos y enseñamos que al retorno de Cristo, los incrédulos serán juzgados para condenación eterna y los creyentes serán recompensados (Mateo 25:31-46; 2 Corintios 5:10; Apocalipsis 20:11-14).

7.7 Creemos, afirmamos y enseñamos que habrá un reino de mil años (Apocalipsis 20:1-6; Isaías 11:6-11, 65:20). Que durante este período Satanás será atado; pasado este tiempo, será desatado y congregará a multitudes de incrédulos para hacer guerra contra el Señor (Apocalipsis 20:7-9). En esta batalla final, Satanás será derrotado para siempre y arrojado al lago de fuego y azufre, donde también estarán la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos (Apocalipsis 20:10). 

7.8 La cronología de estos eventos sigue estando en discusión, aun entre los mejores académicos.