Inicio Sermones Llamados, justificados, preservados y glorificados Viviendo en el Espíritu

Viviendo en el Espíritu

2594

Este domingo, el pastor Miguel Núñez continuó la serie “Llamados, justificados, preservados y glorificados” con el sermón “Viviendo en el Espíritu” basado en Romanos 8:7-14.

Hace un par de semanas atrás que Jairo predicó un mensaje acerca de el espíritu de adopción basado en la epístola de Pablo a los Romanos del 8:15-17. El mensaje fue extremadamente relevante para la iglesia de hoy que se encuentra en medio de grandes dificultades y por eso me sentí movido a predicar el mensaje siguiente del domingo pasado basado en el mismo capítulo 8 de Romanos que es probablemente uno de los capítulos más ricos teológicamente hablando. Habiendo predicado dicho mensaje que titulamos “no condenación”, me sentí motivado a continuar en el mismo capítulo y predicar una miniserie de Romanos 8. De manera que hoy continuamos desarrollando las enseñanzas empacadas allí.

En su comentario, Warren Weirsbe menciona que si hay un lugar de la Palabra donde hay una declaración de libertad es aquí en este capítulo. Aquí podemos encontrar cuatro libertades proclamados:

  1. Libertad de juicio (v.1-4)
  2. Libertad de posibles derrotas o fracasos (v.5-17)
  3. Libertad del desánimo (v.18-30)
  4. Libertad del temor (v.31-39)

Cuando Wiersbe habla de libertad de posibles derrotas o fracasos, no está haciendo referencia a que el cristiano no puede tropezar en incluso caer a lo largo de su caminar, sino más bien al hecho de que aquel que es hijo de Dios va a perseverar en el camino hasta que entre en gloria a pesar de sus tropiezos y desaciertos.

La perseverancia del cristiano se debe a la fidelidad de Dios quien ha hecho morar Su espíritu en nosotros para ayudarnos a vivir una vida distinta. Menciono esto porque mi mensaje en el día de hoy ha sido titulado “Viviendo en el Espíritu”, algo que solamente es posible para el cristiano debido a la morada de dicho Espíritu. Cómo vamos a ver en el texto de hoy, y como mencionamos la semana pasada, la población mundial pudiera ser dividida en dos grandes grupos: Creyentes y no creyentes.

Los no creyentes son caracterizados de esta manera en Romanos 8:

  • Están en la carne (v.8-9)
  • Tienen la mente puesta en la carne (v.5b-7)
  • Viven un estilo de vida de acuerdo a la carne (v.4b-5a)

Los creyentes son caracterizados de esta otra manera:

  • Están en el Espíritu (v.8-9)
  • Tienen la mente puesta en las cosas del Espíritu (v.5b-7)
  • Viven por el Espíritu (v.4b-5a)

El Espíritu nos empoderada para hacer morir las obras de la carne y para ayunar la carne con todos sus deseos hasta que ésta termine sofocada. Esa responsabilidad nos toca a nosotros porque hemos sido empoderados para hacer tal cosa.

La santificación no es pasiva;
es mi responsabilidad.

Es nuestra responsabilidad hacer uso del poder del Espíritu que vive en nosotros, la iluminación que Él provee y del “querer y el hacer el hacer” que el Espíritu pone en nosotros para debilitar las obras de la carne.

La conclusión de Pablo es la siguiente: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.” Si has nacido de nuevo, el Espíritu de Dios guía tu vida día tras día. Cuando desobedeces, simplemente estás ignorando la guía, los impulsos, los frenos, la sabiduría, los recordatorios y las advertencias del Espíritu, y aún niegas el poder del Espíritu que mora en ti.Ciertamente, nosotros no somos deudores de la carne, sino deudores del Espíritu.